A la luz de la luna...



—¿Cómo te encuentras tú, mi amada, en esta noche tan densa y solitaria?

—Amado mío, las noches son oscuras e infinitas sin tu amor ni compañía, por eso te extraño y ofrezco regalarte esta sonrisa mía.

—Ay, querida mía, tú siempre sabes cómo provocarme sonrisas. Y si me regalas la tuya en esta vacía y vasta noche llena de melancolía, te aseguro que nada me faltará en esta vida.

—Te aseguro, mi corazón, que nuestra vida estará llena de amor. Con mis sonrisas y tus palabras, nada sobra ni nada falta. Si estás tú, no quiero más. Con la luna de testigo, tú siempre serás mi abrigo.

—Ay, amor, que Dios me dé aire, porque con estas palabras que me escribes solo haces que suspire. Simplemente recordarte, pensar en ti, imaginar esa increíble, única y paradisíaca belleza en mis brazos hace que mi corazón se rompa en mil pedazos. La vida es tan injusta y tétrica... En vez de estar aquí, en mis brazos viendo las estrellas, estás allá con ese hombre que tanto desprecias, y yo aquí con esta mujer que a ser digna ni se acerca. Nuestras cartas son lo único que me mantiene en pie en esta vida. Eres mi esperanza, mi buena faceta de la vida, eres el aire que respiro, el perfume que me coloco, mis pensamientos al miral el cielo... Y me estoy cansando de no tenerte a mi lado. ¿Hasta cuándo, querida mía, seguiremos en este infinito y melancólico sufrimiento?

—Ay, amado mío, eres lo más valioso y hermoso. Nada sería sin ti. Tú me das vida, tú me das aire... Sin ti estaría perdida. Cada noche sueño con verte y acurrucarme en tus brazos, tener un descanso. Sentir que de nuevo soy parte de ti y que nunca has dejado de pertenecer a mí. En esta noche solo pretendo regalarte a lo lejos esas estrellas que brillan con derroche. Mi alma llora en la distancia, pero anhelando la divina estancia que nos espera en la exhuberancia de esa exquisita fragancia que destilas cuando estás en concordancia junto a mí. Y no hay nada mejor. 



Ham/MB

Comentarios